Mazatán
Existió un lugar del cadejo
Y del sipiyo,
De la anona y de la guaya
Con noches estrelladas
Y silencios prematuros
Extensos hasta disoras de la noche
Ahí los amaneceres
Llegaban hasta las cinco
De la madrugada
Y el sol se ocultaba tarde.
Un intenso fervor
agotaba la esperanza
Y el calor nos hizo
huir hacia Aztlán
para bañarnos entre esteros
rodeados de venados
y garrobos cuistalos
Rescoldos
Recuerdo aquella cita efímera
con una taza de café
Y por eso pienso
en ti
Lo digo por tus ojos,
libélulas de misterio
Lo digo por tu mirada
mar infinito
Lo digo por tus manos
tu voz
aquella tarde pasajera en que
recorrimos juntos las calles
Entonces imaginar acariciar tu pelo
enredado en mis dedos
robarte un beso
Cantar el brillo de la luna
entretenidos en silencios
y llovizna vespertina
Lo digo por la tarde de invierno
en que te vi un instante
y te amé una vida
Autorretrato definitivo
Soy como los animales
que sueñan
se embrocan a pensar
y contemplar la vida
sin preocuparse
Comen, beben
Se divierten persiguiendo moscas
saludando al vecino
con la risa misteriosa
e incomprensible.
Yo también sueño
y cuento los días
Esperando que algo pase
que me cambie la vida,
o tal vez dormir
comer
despertar para salir
de esta monotonía.
De Mínima Señal, 2008
jueves, 8 de octubre de 2009
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